Barcelona, 18 de octubre del 2018.- El Corredor del Mediterráneo se ha definido por la prensa como: «Un polo logístico en el sur de Europa de más de 1.000 kilómetros de extensión —desde Algeciras hasta la frontera francesa— donde se concentra buena parte del turismo, la industria y la exportación del país». Nace a principios de los años 2.000 y tiene prevista su finalización en el año 2030. La inversión inicial prevista fue de 50.000 millones euros que saldrán de las Administraciones Públicas y apoyo financiero de la UE. Sin embargo, los compromisos de cada Autonomía y el ritmo inversor desde el Ministerio de Fomento han sido dispares. En cualquier caso, la pregunta es: ¿Beneficia esta gigante infraestructura a las empresas de transporte y a los operadores logísticos, o está más pensada para el tráfico de pasajeros?. Los promotores del Corredor Mediterráneo responden:
A priori, las nuevas conexiones entre las plataformas logísticas y centros de transporte del arco mediterráneo, junto a la agilidad de las comunicaciones ferroviarias a otras ciudades europeas, deberían ser un impulso para el transporte de mercancías. Pero aún habrá que esperar unos quinquenios para conocer todos los números.